Desde los primeros tiempos del
estudio del emblemático enclave meseteño del Soto de Medinilla, se reclamaba un
carácter céltico, sin embargo se han ido reconociendo aspectos culturales que
bien podrían atribuirse a un aporte del mediterráneo, será el propio Palol, al
excavar las plantas circulares de las viviendas de este yacimiento, quien nos
deje plasmada esta idea de una asociación con el Mediterráneo, más que con un
contexto centroeuropeo.
Son diversos
los elementos que podemos encontrar en el territorio que estudiamos que nos
vinculan al oriente peninsular, como por ejemplo las pinturas murales al que ya
aludieron en su día Martín Valls y Delibes, las murallas de adobe, y
empalizadas de la estación epónima a la que Esparza encontró parecidos en
Zamora, tampoco parece necesario insistir en algunos materiales arqueológicos,
como ciertas formas cerámicas, en concreto, platos, copas como los aparecidos
en los cuestos de la Estación
de Benavente (Celis, 1993: 119 y 123) o tapaderas, o en segundo lugar algunos
elementos metálicos como los brazaletes en omega. (Esparza 1990: 106).
Entre
las cerámicas pintadas relacionadas con las de tipo Medellín, se han
relacionado las aparecidas en la
Aldehuela (Zamora) (Santos 1988: 102-104, 1990: 228-232, láms.
2 y 3). Se tratan de cuencos con fondos de casquete esférico y una muy suave
carena que da paso ya al borde. Sus características cromáticas son a base de
color rojo como fondo, pero también, y de forma más excepcional del negro,
trazándose habitualmente los motivos en color blanco o amarillo. Se documentan
también representaciones de palmetas, con los extremos rematados en flores de
loto esquematizadas, e incluso se especula en que alguno de estos vasos
desarrollaran en su fondo un esquema decorativo radial, con las puntas
terminadas una vez más en flores de loto.
Fuera
de nuestra zona de estudio, pero que conviene citar, se encuentran las vasijas
de los Cuestos de la Estación
de Benavente; Será en la Fase
6, donde aparezcan diversos fragmentos asociados a un presunto horno de cocción
cerámica y a la estructura domestica rectangular. Se registrará un conjunto de
copas pintadas que presentan un pie alto, y una base recta, sus paredes son
oblicuas y el borde de la pieza horizontal. La decoración es prácticamente
similar en todas ellas; sobre fondo blanco, se disponen los acabados en pintura
roja, que generalmente está mal
conservado. (Celis: 1993, 119-123). Las decoraciones presentan grandes cuadros
en el interior del recipiente, o bandas paralelas con triángulos de líneas
inscritas. Las copas estudiadas en los Cuestos de la Estación, no son formas
típicas de los yacimientos de la
Meseta, ni pertenecen a ambientes asociados a Campos de
Urnas; por lo que se intenta buscar una relación con culturas meridionales.
Parece que hoy, queda claro la producción local de estos elementos, sin
embargo, reflejan los gustos de contextos orientalizantes, encontrando la
fuente que inspira los modelos benaventinos en el yacimiento de Medellín. E
incluso, como ha recordado Esparza, en los pebeteros o quema perfumes de las
colonias fenicias andaluzas.
Podemos
destacar la vía de la Plata
como ámbito de relación entre norte y
sur, gracias a este camino natural, llegarán algunos modelos cerámicos, que se copiarán, y se difundirán en ámbitos
soteños. Por eso no es de extrañar que en la provincia de Zamora aparezcan
diversos yacimientos, donde también aparecen cerámicas de tipo Medellín,
fíbulas de doble resorte, y cuchillos afalcatados de hierro. Podemos observar
que no solo se copian producciones cerámicas, sino elementos ornamentales de
metal. Estos modelos pueden fecharse en momentos de los siglos VII y VI a.C.
La
originalidad de las copas de Benavente, es que si las comparamos con las
andaluzas, podemos observar que en los yacimientos meridionales la pintura roja
es la base sobre la que se dibuja en blanco, mientras que en los Cuestos de la
estación es justo al revés. Celis califica esta Fase 6, como un momento de
madurez o dinamismo, dentro del mundo soteño, lo que nos sitúa en fechas
avanzadas del siglo VII en adelante.
Otro
yacimiento donde observamos vestigios meridionales, es en el Castillo del
Manzanal de Abajo, se encuentra situado en el noroeste del territorio zamorano,
en el término municipal de Villardeciervos, y fuera de nuestra área de estudio.
Como materiales de tradición meridional, puede señalarse un fragmento de
tapadera con restos de decoración rojiza, cuya cronología no rebasaría la
primera mitad del siglo VI a.C. mediante datación radiocarbónica. (Escribano
1990: 211-216) Otro elemento decorativo asociado a un contexto del mediodía
peninsular, es un brazalete en omega fabricado en bronce, Este tipo de brazaletes
en omega son conocidos en la necrópolis fenicia del Cortijo de la Sombras en Frigiliana con
una cronología del siglo VII a.C.
Las
fíbulas de doble resorte, suelen aparecer asociadas en los contextos soteños a
los primeros objetos de hierro claramente identificados, es decir cuchillos de
hoja curva (Delibes et al. 1995: 72)
dicha asociación se constatan en algunos asentamientos zamoranos, como así se
pudo constatar en la cata 1 de la
Aldehuela, donde se
recuperó parte del puente y uno de los
muelles de una fíbula de doble resorte, junto a un cuchillo de hierro. Y otro
cuchillo y cerámica tipo Medellín en la cata 2a. (Santos 1988: 103-105; 1990:
231-232)
Otros
puntos del territorio zamorano donde aparecen fíbulas de doble resorte son en
los enclaves de El Castro, en Camarzana de Tera, y en el Castro de la Magdalena, en Milles de la Polvorosa. Se encontró la
primera de ellas bajo la más antigua de las casas circulares documentadas en el
yacimiento, cuya vida se abría iniciado en la primera mitad del siglo VI a.C.
(Campano et al. 1986: 31-33) Más
problemática es la datación de la pieza de Milles, que aunque recuperada en
superficie es probable que estuviera vinculada a la Primera Edad del Hierro, y a
las cerámicas tipo Soto encontradas. (Esparza 1995: 133)
Los
cuchillos de hierro, también se rastrean en algunos yacimientos zamorano, pero
no dentro del interfluvio Esla-Duero. Se conoce un ejemplar de hoja curva en el
Pesadero, Manganesos de la
Polvorosa. Y un fragmento de hierro que podría corresponder
con la pieza anteriormente descrita, en el yacimiento de El Castillo de
Manzanal de Abajo. (Escribano 1988: 75). O un posible punzón en el Cerco de
Sejas de Aliste (Esparza 1986: 284)
La
gran mayoría de los elementos analizados se datan entre las dos centurias
siguientes al siglo VIII a.C. Esto hace plantearse el problema de su condición
local, o de su importación. Las cerámicas de la Aldehuela que son
análogas formal y decorativamente a las de Medellín, muestran una notable
diferencia al no estar realizadas a torno. Este detalle, invita a pensar en
fabricaciones locales que intentan imitar determinados objetos foráneos. Con
las mismas connotaciones podemos tratar las copas de los Cuestos de la estación
de Benavente. Sin embargo, los primeros objetos de hierro, los cuchillos de
hoja curva en concreto, para el territorio zamorano, a juicio de Esparza, fueron
importados, e idéntica condición se ha propuesto para algunos elementos
elaborados en bronce, como es el caso de las fíbulas de doble resorte (Delibes et al. 1995: 71) Esto parece más lógico,
si recordamos que ambos elementos suelen aparecer asociados en contextos
soteños.
(Muchas gracias a los compañeros y amigos de Zamoraprotohistórica, pesto que están realizando un gran trabajo investigando diversos yacimientos en la provincia de Zamora)